Cuando tomas la carretera saliendo de Guadalajara en dirección a la localidad cercana de Torija, enseguida se observan dos grandes moles naturales con forma piramidal que forman parte del skyline del entorno de la capital alcarreña. A la derecha está la popular Peña Hueva y a la izquierda de está el Pico del Águila. De ellas, la más famosa podríamos decir que es la Peña Hueva por ser la más accesible desde la ciudad pero que no era el objetivo de esta ruta.
Llevaba tiempo queriendo meterle mano al Pico del Águila y fue un correo electrónico recibido hace unos meses el que me animó definitivamente a hacer la ruta. En ese correo venía un trazado en GPS por la zona del Pico del Águila que después ha sido el que he seguido en la ruta.
Siendo finales de noviembre y como llegaban fechas difíciles para escaparse al campo por los compromisos navideños, tuvimos que hacer esta ruta por la tarde, ya que no había otro momento disponible. Eso iba a conllevar que seguramente se hiciera de noche o como mínimo atardeciera al final de la ruta pero se podía hacer por ser una supuestamente sencilla y cercana a la ciudad o eso creíamos. Una vez finalizada, debo decir que lo mejor es madrugar o al menos ir de mañana. Vas mucho más tranquilo, sin prisa y las fotos mejor, con más luz.
Pues bien, a las 3 y media de la tarde estábamos dejando el coche junto a una nave en las rotondas de la carretera de Hita y enfilando hacia el Pico del Águila. Hay que pasar las dos rotondas e ir en dirección a esa carretera y justo cuando comienza, salirse a un camino a la derecha. Tomarlo para comenzar la ruta. Ese es el punto de inicio. Sale un camino recto hacia el Pico del Águila, que la verdad que te da una vista impresionante de las colinas. Hay que desviarse de ese camino justo donde acaba en un sembrado y tomar un sendero que casi no se ve por la vegetación, que te hace ir entre dos sembrados elevados y que pasando por la base de la gran pirámide de arena te lleva hasta una cuestecita que se las trae.
Es un repecho de unos 30 metros de longitud con un desnivel de más de 50ms que pensábamos que era durillo de subir pero lo peor no es subirlo, es bajarlo a la vuelta!
Una vez habíamos pasado ese repecho, el camino se convierte en un zig-zag de subidas y bajadas que te lleva durante casi una hora con el pinar a la derecha hasta el camino de subida hacia el Pico del Águila. Es una pasada poder ver desde ahí toda la Sierra de Ayllón, el Pico Ocejón, el Pico Tres Provincias, la sierra de Madrid…desde luego es un gran sitio para observar las montañas. Se veían a lo lejos unas tormentas de nieve sobre el Ocejón que menos mal que no se acercaban a Guadalajara sino que iban hacia el Norte.
En este momento empezábamos a subir por el pinar hacia la cumbre. Lo bueno de los pinares es que te tapan todo el frío y viento y lo malo es que si ya de por sí íbamos tarde de ruta (habíamos salido después de comer), encima tapan gran cantidad de luz así que íbamos ya casi en atardecer.
Tras unos cuantos minutos de subida, habíamos llegado a la cumbre. Esta montaña del Pico del Águila, no tiene una cumbre sino que es una meseta que se interna como una lengua en la llanura de Guadalajara. Por esa forma son tan peculiares ambas formaciones, la del Pico del Águila y la de la Peña Güeba. Arriba hay que girar a la derecha en dirección hacia la ciudad para llegar al vértice geodésico y luego a lo más bonito del recorrido, las vistas desde la arista. Yo llevaba la ruta que me habían enviado en un pequeño croquis dibujada porque no pensé que fuera muy difícil de seguir pero como siempre, al final te despistas, vas hablando y de repente… ¡desaparecía nuestro camino!. Había que volver al vértice geodésico y tomar el camino que seguía desde ahí hasta la punta misma del Pico del Águila.
Tras regresar al camino y recorrerlo hacia la punta del Pico del Águila se llega a unos riscos. Es una pasada llegar a ese punto donde parece que te vas a despeñar hacia el vacío que se abre a la izquierda. Hay unos riscos de piedra con un desnivel de más de 150 metros que impresionan bastante. Pero lo mejor estaba por llegar. Habíamos visto en el mapa de la ruta que el camino acababa bajando la arista pero no nos imaginábamos cómo era. El camino, poco a poco se convierte en un sendero estrecho que te lleva hasta la misma punta del Pico del Águila. De repente llegas a un vacío donde ves como caen las colinas hacia los campos de cultivo y desaparecen los pinos para dejar unas vistas increíbles de la ciudad de Guadalajara. Además, al haber salido tarde, nos empezaba a comer el atardecer la luz del sol y la estampa era impresionante. Se veían las siluetas de las torres de Madrid perfectamente.
Tras hacer unas fotos y disfrutar del paisaje había que tomar una decisión: seguir el sendero de bajada por la arista, el cual estaba bastante peligroso si vas con niños o con calzado poco adecuado; o volver por nuestros pasos. Decir aquí que seguramente la guía de senderismoguadalajara.es de esta ruta no va a recomendar la bajada por la arista porque aunque habrá gente para la que sea sencillo bajarla, desde luego no es para nada segura, es más bien peligrosa o al menos eso nos pareció como para meter a la gente por aquí. En nuestro caso íbamos dos personas con creemos experiencia en estos casos y decidimos bajar por la arista por conocer el camino y después poder tener toda la información necesaria para tomar la decisión de hacer la guía de una forma o de otra, pero la verdad es que da que pensar en si bajar o no por ahí. Es muy diferente ese tramo de todo lo anterior ya que básicamente la mayoría del camino son pistas forestales sin pendiente ni dificultad.
La bajada al inicio por la arista era complicadilla. Yo había dejado las botas pensando que sería una ruta más sencilla y había traído un calzado de andar pero sin la suela perfecta de las botas que siempre te da la estabilidad y fijación necesaria (ya sabes, botas siempre!! que nunca sabes cuándo puedes necesitar de su potencia), por lo que la primera parte de la bajada la pasé un poco mal para hacerla.
Luego ya se mete el sendero más dentro por el pinar a unos metros de la arista y puedes olvidarte un poco de esos precipicios. Ya una vez abajo pensábamos que había acabado pero no! quedaba la maldita cuesta del inicio, esa que al principio nos había costado subir tanto. Son sólo 30 metros de cuesta pero la verdad es que es divertida de bajar. En algún momento echamos culo al suelo y poco a poco fuimos bajando. Ya no nos quedaba más que desandar el tramo de sendero entre los cultivos al pie del Pico del Águila y llegar a donde habíamos dejado el coche.
¿Y qué he aprendido de esta ruta? Dos cositas: nunca hagas una ruta de tarde salvo que sea verano y estés seguro de que puedes acabarla a tiempo; y lleva siempre un frontal o linterna porque es muy útil en estos casos. No quiere decir que ir por el campo de noche sea malo, pero ojo, que esa decisión sea porque nos apetece, no porque nos ha pillado la noche como se suele decir, porque cuando voluntariamente andas de noche es divertido, pero cuando te pilla la noche, a veces no lo es tanto. 😉
Y recuerda, si vas con niños o si te da cosa, no bajes por la arista, desandas el camino y hecho! Como ves, el senderismo a veces te da sorpresas. Lo importante es ir preparados para que las sorpresas no sean desagradables sino siempre bonitas!
Gracias por leer esta crónica de la subida al Pico del Águila y te animo a que hagas la ruta y que disfrutes de este entorno natural que tenemos tan cerca de la capital alcarreña.
Víctor J Pascual
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